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Estándar 74. Explica las causas de la formación del Frente Popular y las actuaciones tras su triunfo electoral, hasta el comienzo de la guerra. PREFERENTE

En un ambiente de creciente radicalización, se presentaron las siguientes candidaturas a las elecciones de febrero de 1936:

Al igual que había sucedido en Francia, las izquierdas se presentaron a las elecciones en coalición bajo la nomenclatura de Frente Popular, siglas adoptadas por Izquierda Republicana, PSOE, PCE, POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y Esquerra Republicana de Catalunya.  La CNT, apoyó de forma tácita a la coalición de izquierdas.

Los puntos fundamentales de su programa político retomaban las propuestas de 1931:

  • Amnistía para los delitos políticos posteriores a 1933.

  • Desgravación fiscal para el campo y nuevos créditos agrarios.

  • Aceleración de la reforma Agraria.

  • Política de obras públicas y construcción de escuelas.

  • Salario mínimo y nueva legislación social.

Este programa, pese a todo, era coherente con la propuesta política de los republicanos de izquierda, encontrando escasa o nula concordancia el proyecto político propuesto por los partidos obreros revolucionarios, los cuales prefirieron un gobierno de izquierdas que permitir gobernar de nuevo a las derechas. Sin embargo, al igual que sucedió durante toda la República, los partidos conservadores y de extrema derecha no estaban dispuestos a permitir que se adoptasen estas medidas.

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La coalición de los grupos de derecha, formada por la CEDA, los radicales de Lerroux, los monárquicos de Calvo Sotelo con su Renovación Española, se presentaron desprestigiados y sin un programa definido. Por ello, pese a que el número de votos en total entre izquierdas y derechas fue parejo, la Constitución de 1931 otorgaba un número de diputados mayor a los partidos más votados, siendo por esta razón por la que apenas se encuentra representación política de las derechas en las Cortes, frente a una inmensa mayoría de diputados y diputadas de izquierdas.

La Falange Española y de las JONS, de José Antonio Primo de Rivera, y el PNV se presentaron por su cuenta. Pese a la radicalización política, en estas elecciones ni falange ni los partidos comunistas consiguieron una gran representación parlamentaria.

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Tras las elecciones, Manuel Azaña fue nombrado Presidente de la República, y Casares Quiroga ocupó la presidencia del gobierno tras las disensiones internas del PSOE. Así, el nuevo gobierno nacía debilitado.

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El nuevo gabinete inició rápidamente la acción reformista:

  • Amplia amnistía para todos los represaliados tras octubre de 1934.

  • Restablecimiento del Estatuto catalán. Además se pusieron en marcha otros estatutos de autonomía, como el vasco, el gallego, pero otras regiones ya habían propuesto sus proyectos, como en Andalucía o en Mallorca en 1931, y otros se suman a las reivindicaciones de mayor autonomía, como Cantabria, León o Aragón. 

  • Alejamiento de Madrid de los generales más sospechosos de golpismo. Franco, Mola y Goded fueron destinados a Canarias, Navarra y Baleares.

  • Reanudación de la reforma agraria. Esta medida fue rápidamente desbordada por la acción de los jornaleros que se lanzaron a la ocupación de fincas. Tramitación de nuevos estatutos de autonomía. 

En los primeros meses de 1936, la sociedad española estaba muy fragmentada, las tensiones sociales aumentaban y la convivencia se deterioraba. Al igual que en el resto de Europa, salvo en Gran Bretaña, el autoritarismo, si no el totalitarismo, se abría paso ante el rechazo de la democracia liberal. Pero esta situación no conducía necesariamente a una guerra civil. Pero esto no quiere decir que la situación fuese ni mucho menos estable.

La conflictividad social en las ciudades estuvo protagonizada por la gran cantidad de huelgas. La situación de poder de los sindicatos les permitía hacer frente a los patronos, aunque muchas de estas situaciones se resolvieron gracias a los jurados mixtos. A esta situación contribuyó la "estrategia de tensión" empleada por los falangistas, que generó reyertas con las fuerzas sindicales de izquierda y los nacionalistas. 

En el campo del sur peninsular los campesinos vieron su oportunidad de conseguir las ansiadas tierras que se les habían prometido, y se lanzaron a la ocupación de fincas. Además la reanudación de la reforma agraria permitió reasentar 115000 campesinos entre abril y julio de 1936, pero la conflictividad social siguió siendo alta. 

Los dos grandes partidos de izquierdas (PSOE) y de derechas (CEDA) con siguieron hacerse con el poder. En ambos caso hizo mella la disensión interna entre los sectores más moderados de ambos partidos y los más radicales o reaccionarios. La diferencia entre ambos fue que la izquierda (incluso en el caso del PCE) apoyaron el gobierno del Frente Popular, posponiendo la vía revolucionaria y no organizando ni promoviendo ningún acto revolucionario; mientras que los dirigentes de la CEDA se posicionaban con los sectores más virulentos de la derecha que defendían la ruptura violenta con la República y la sublevación armada.

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Por un lado, había una trama política conformada por los principales líderes de los partidos políticos reaccionarios, católicos y fascistas: Gil Robles, Calvo Sotelo, Jose Antonio Primo de Rivera. 

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Por otro lado, crecía el número de generales implicados: Sanjurjo desde su exilio en Portugal, Cabanellas, Goded, Fanjul, Varela, o Franco...   Emilio Mola, destinado en  Pamplona, se convirtió en el jefe de la conspiración, el "Director" del golpe.

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Además, contaron con el apoyo económico y social de la clase social más adinerada: banqueros, terratenientes, grandes industriales, pero no sólo en España, sino también grandes multinacionales extranjeras.

El 12 de julio era asesinado por extremistas de derecha un oficial de la Guardia de Asalto, el teniente Castillo. La respuesta llegó la siguiente madrugada con el asesinato de José Calvo Sotelo por parte de un grupo de miembros de las fuerzas de seguridad. El enfrentamiento era inevitable. Este hecho precipitó el golpe de Estado, al cual se sumaron muchos indecisos, como era el caso de Franco. 

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El gobierno de Casares Quiroga, que no había decidido tomar medidas pese a las continuas advertencias de las organizaciones obreras, vio como el 17 de julio de 1936 el ejército de Marruecos iniciaba la rebelión contra el gobierno de la República. 

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La Guerra Civil española empezó porque una sublevación militar contra el gobierno legítimo de la República socavó la capacidad del Estado para mantener el orden. La división, primero del Ejército, y después de las fuerzas de seguridad impidió que la rebelión triunfase y lograse el objetivo de cualquier golpe de Estado: alcanzar rápidamente el poder. Al minar la capacidad del Estado para mantener el orden se desencadenó la violencia abierta entre los que apoyaron el golpe y los que se mantuvieron del lado de la República. Una violencia sin precedentes, promovida durante los últimos meses previos a la guerra, y que se cimentó en las contradicciones que arrastraba España: la lucha de clases, el clericalismo, el odio ideológico, los nacionalismos... 

Desde este vídeo podéis seguir la parte correspondiente al Frente Popular del documental, entre los minutos 19:56 al final del vídeo.

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